El complejo mundo del proceso cognitivo, encontramos que sus aspectos fundamentales son la capacidad de relacionar las representaciones. Y ello especialmente debido al privilegio que tenemos los seres humanos. En efecto, nada de lo que hacemos es independiente del proceso cognitivo, sea o no sea captado por la conciencia del individuo. Puesto que muchos de estos procesos se dan más allá de ella.
En el proceso cognitivo se tiende a relacionar infinidad de elementos. Y así una experiencia actual, por ejemplo, nos recuerda una representación que tiene un algo que nos permite establecer la relación. Enfrentados al mundo lo comprendemos en la medida en que los elementos informativos que captamos en el momento se relacionan con otros. El ejemplo más simple es el de reconocer, como sucede cuando vemos a una persona y sabemos quién es ella y lo que significa para nosotros. En efecto, nada tiene sentido para nosotros a no ser que lo asociemos a la información que hemos acumulado a través de nuestra experiencia vital. Y en cuanto a la vida social, toda nuestra acción deriva de las relaciones que establecemos entre lo que sucede en el momento y otros hechos ocurridos en el pasado, incluyendo la información proporcionada por otros.
Las representaciones abarcan todo aquello que podríamos llamar conocimiento del ser humano. Una variedad importante de representaciones la constituyen las situaciones. Son naturalmente complejas y corresponden a la relación que se establece entre el individuo y su entorno. En ellas se incluyen los elementos extrapersonales, que no corresponden al individuo mismo, pero que son elementos de su propiedad, además de los internos y externos.
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